Calaveras II

Luis García Vidal, escultor. El parque de los Desvelados

En enero de 2008 falleció Luis García Vidal, escultor que durante 37 años, con palitos de zumaque ha levantado en Estella las gigantescas esculturas que conforman el Parque de los Desvelados (En esta Web se pueden ver sendos reportajes sobre las Calaveras y el zumaque).

Apreciado por el pueblo e ignorado o maltratado por los políticos locales, en este reportaje se pueden repasar los hitos de su vida, conocer otras facetas de su obra, y a través de dos entrevistas realizadas el 29 de septiembre y el 22 de noviembre de 2006, escuchar sus inquietudes, vivencias y preocupaciones.

Debido a una sugerencia mía, el Centro de Estudios Tierra Estella comenzó a organizar homenajes a las personas que habían destacado en el ámbito de la cultura. En 2006 sugerí que reconocieran la labor de Luis, pero mi deseo no se tuvo en cuenta. Posteriormente, en 2007 intenté que el Ayuntamiento tuviera el detalle de limpiar el camino público por el que se accede a la finca, y desbrozara las zarzas que se van apoderando de las esculturas. Tampoco tuve éxito. La razón oficial fue que no podían realizar trabajos en terrenos particulares. Curiosamente, coincidiendo con esta negativa el Ayuntamiento colocó indicadores en el camino, y un poste en el interior de la finca con un cartel en el que se daba una interpretación del Parque de los Desvelados. No debió gustar a Luis ni la intromisión ni la leyenda, pues el poste fue cortado con un hacha (puede verse en el vídeo que acompaña este reportaje). Es un detalle que, junto con otros que manifiesta en sus declaraciones, explica, a mi juicio, el desenlace de esta historia.


Autorretrato. Terracota.

Nació en Melilla en la Nochebuena de 1927. Su padre, militar pagador en el Ejército republicano, al acabar la guerra se exilió al Brasil, y la familia quedó en Murcia a la espera de poder reunirse con él.

Mal estudiante, buen dibujante, y desde muy niño aficionado a las manualidades, con 12 años abandonó los estudios e ingresó junto con su hermano Alberto en la Escuela de Artes y Oficios de Murcia.

Trasladada la familia a Madrid, a los 15 años ingresó como aprendiz en el taller de Mariano Benlliure, famoso escultor que en Navarra nos dejó el monumento a Gayarre, en Roncal, y al perrito Merlín en el palacio de la condesa de la Vega del Pozo en Dicastillo.


Su primera calavera. Terminada de construir en 1971, sentó las bases de lo que pronto bautizó como el Parque de los Desvelados.  

Con 16 años expuso en una muestra colectiva en el Salón de Otoño de Madrid. Repitió exposición el año siguiente, y en 1950 presentó en Tetuán, donde realizaba su Servicio Militar, su primera exposición individual.

Al terminar la mili se estableció en las Islas Canarias, y en 1953 expuso su obra en una exposición colectiva celebrada en Tenerife.

Al año siguiente fundó junto con otros escultores y pintores la Asociación Fidias, y expuso su obra en Puerto de la Cruz (Tenerife).


Terracota titulada "La última cena"  

Cuando el dictador Francisco Franco abrió la mano a la emigración, su hermano Alberto se trasladó a Brasil, donde pronto encontró trabajo de escultor en la industria cerámica y pudo reunir dinero para llevar a la familia.

Luis se trasladó a Sao Paulo. Durante seis años compartió trabajo con su hermano en la industria cerámica, y, como escultor-decorador, realizando escenografías para la televisión paulista.

Expone en Santos (Brasil). En 1959 obtiene la Medalla de Plata del Salón Paulista de Bellas Artes, y en 1962 le conceden el premio de escultura Ciudad de Sao Paulo.


Arriba, modelando en Sao Paulo (Brasil). Abajo, pintando retratos en Montmartre (París).  

Pero el magnetismo que París ejercía en aquellas tierras hizo que en 1962 cruzara el "charco" y se estableciera en la capital francesa, siendo uno de los primeros pintores que empezaron a ganarse la vida haciendo retratos para turistas en Montmartre.

Ya en Francia, el año de su llegada participa de una exposición colectiva en el Salón de Otoño de París, y al año siguiente, junto con otros artistas entre los que se encontraba Pablo Picasso, expone en una colectiva patrocinada por la municipalidad de Pierrefitte et Vavín, municipio de la conurbación de París.


Cuatro terracotas. De arriba a abajo, y de izquierda a derecha, "Sobre ruedas", "Hombre orando, mujer protestando", "Crucificado" y "Dolor"

En 1964 presenta su obra en la exposición colectiva de la Associatión des Artistes et Intellectuels Espagnols en France, que se celebra en el Palais des Beaux-Arts de la Ville de Paris.

Dos años más tarde expone en el Salon des Independants y en el Salon Internacional de l´Art Libre de París, y participa en una colectiva celebrada en una famosa galería privada de la ciudad del Sena.

En 1968 expone individualmente en la Galerie Jean Camion, de París, en un Homenaje a Luis Buñuel, y participa, en el Musée Galliera, en la Primera Bienal de Arte Contemporáneo Español.


Tres de sus terracotas. Arriba, "La siesta". Abajo, de izquierda a derecha, "Impotencia" y "El Pensador", modelada esta última en 1968.

En la capital francesa conoce a Carmen, estellica que perfeccionaba sus conocimientos de lengua francesa, con la que pronto se casaría y lo vincularía Estella, la ciudad del Ega.

Carmen procede de una familia de la burguesía comercial estellesa que, desde 1750, ininterrumpidamente tiene abierto un comercio textil en las rúas de la ciudad. Su padre es un personaje que derrocha cultura y simpatía. Bohemio a su manera, vive ociosamente a costa del negocio familiar, y practica tal elitismo que todos los años va a San Sebastián, se hace la ropa a medida, y acude a las carreras de caballos de Ascot, permaneciendo varios meses en Inglaterra.

Cuando se ve obligado a trabajar, se presenta a oposición de notarías, obteniendo el número uno. Le dan plaza en Villafranca de Navarra, y se traslada allí con la familia


El autor junto a sus dos primeras calaveras. Al fondo, la que hemos visto en la segunda fotografía, en primer plano, la construida entre 1973 y 1978, y entre ellas, en el ribazo, una cabaña construida con piedra seca, en cuyos restos hoy se cobija una calavera.  

El matrimonio tiene dos hijas, Venus y María. Cuando se dispone a desplazarse a Madrid para enseñar la nieta a su madre, acude al consulado para meterla en su pasaporte, y le cambian el nombre de Venus por Cristina.

Pero los inviernos en París son muy duros. Él, acostumbrado al sol del Mediterráneo y del Brasil, tirita de frío mientras espera la llegada de los escasos turistas que pasean por la Ciudad de la Luz.

Su esposa le habla de su pueblo, le dice que es una ciudad muy culta, y lo convence para que pase lo más crudo del invierno en el piso que ella posee en la ciudad del Ega.


En esta fotografía tomada el 2 de julio, conocida ya su muerte, podemos ver una de las grandes esculturas realizadas a partir de 1973. Dentro de pocos años quedaran cubiertas por los zumaques de que están construidas.  

A partir de 1971, invierno tras invierno comienza a levantar en Estella las gigantescas esculturas al aire libre que dan origen al Parque de los Desvelados.

En 1972 acaba su primera escultura, comenzando una segunda, de unos cuatro metros de altura, que concluye en cuatro años (ambas han sido destruidas por la acción de los gamberros y de la naturaleza).

Durante cinco años, a partir de 1973, levanta su tercera escultura, realizando cambios formales que marcan la pauta para las siguientes.


Desde la parte superior de la finca, vemos, a la izquierda, una de las esculturas denominadas "espantapájaros", levantadas a partir de 1982. Junto a ella, la escultura yacente que representa una persona tumbada. Cuando en diciembre de 1993 tomé la fotografía, estaba recién terminada.

Dentro del mismo Proyecto de Escultura al Aire Libre, que gira en torno a la existencia humana, en 1982 comienza una serie de esculturas de menor tamaño que denomina "espantapájaros", y de las que sólo quedan recuerdos fotográficos.

En 1993 comienza una escultura con forma humana muy estilizada y de cuerpo entero, en posición decúbito supino, que alcanza los diez metros de largo.

Cuatro años más tarde, terminada la anterior, comienza otra escultura de igual dimensión y estilo.


A la izquierda, vemos desde otro lado la escultura tumbada, obra de gran longitud a la que acompaña otra de parecidas características y tamaño. A la derecha, sobre los coches que retiró el Ayuntamiento, la escultura que hemos visto anteriormente. Fotografía tomada el 6 de enero de 2005.  

Termina su última calavera en 1993, y llamado por el ermitaño de Lomos de Orio, en Villoslada de Cameros (La Rioja), participa junto con escultores europeos y latinoamericanos en un proyecto piloto apoyado por las instituciones europeas para la creación de un Museo al Aire Libre.

Allí, aprovechando un cortafuego, en medio de un pinar levanta una gigantesca escultura con forma de calavera (puede verse en el otro reportaje).


Detalle de la escultura. Rodeada de zumaques, que con sus tornos rojizos anuncian la llegada del invierno. Fotografía tomada el 30 de octubre de 2004.  

Le pagan por su trabajo, le ayudan... Todas las instituciones riojanas acuden a saludarlo y a conocer su obra.

En 2002 comienza una nueva fase en la que incorpora vehículos accidentados. Un mal día, sin que medie comunicación alguna, el ayuntamiento presidido por Mª José Fernández Aguerri, hoy parlamentaria en Madrid, retira dos de los coches.


El artista, rehaciendo la cabeza de la escultura que hemos visto en las fotografías anteriores. Fotografía tomada el 29 de septiembre de 2006.  

Este hecho tiene gran repercusión mediática, lo que obliga al Ayuntamiento a devolver los vehículos.

Por las mismas fechas envía su currículo a Oviedo para optar a los premios asociados al Príncipe de Asturias, pero la alcaldesa de Estella se niega a avalar la obra con su firma ¿Cómo iba a apoyar a quién había protestado porque le había destrozado su escultura? Algunos políticos no quieren ciudadanos, sino siervos.


Cuando en junio me enteré de su fallecimiento, el 2 de julio de 2008 subí a la finca y tomé algunas fotografías. En esta podemos ver el estado en que quedó la calavera en la que estaba trabajando. Según vemos en la fotografía anterior, la reconstrucción parcial de la cabeza le llevó 16 meses. Estos últimos años Luis había perdido mucha fuerza.

Los últimos años continúa con sus trabajos de experimentación y expresión sobre la existencia humana, rehace alguna de las esculturas deterioradas por el tiempo y el hombre, y proyecta una gigantesca escultura con forma de avión estrellado rodeado de víctimas.

Ya tiene el nombre: Aire-cementerio. De la compañía Aire-cementerio.


Una vista desde el Parque de los Desvelados. En primer plano, proyectos, obra inconclusa, y composiciones. Fotografía tomada el 8 de febrero de 2006.

Esta escultura no pasa de proyecto, y la muerte sale a su encuentro en enero de este año.

Tampoco puede concluir su deseo de legar su obra al pueblo de Estella para que sea conservada.

Desde hace años había manifestado su deseo de ser enterrado -o esparcidas sus cenizas- al pie de la gran calavera que dedicó a su querido hermano Alberto.


La misma composición en fotografía tomada desde otro ángulo el 2 de julio de 2008.

En 2008, en fechas próximas a su cumpleaños me llamó por teléfono pidiéndome que le disculpara por algunas desatenciones que -según él- había tenido conmigo. Yo, que no tenía ninguna queja de su comportamiento, sino todo lo contrario, le dije que estuviera tranquilo, que yo no tenía nada que olvidar ni perdonar.

En aquél momento no supe valorar adecuadamente su llamada. Después, cuando supe de su muerte, pensé que se estaba despidiendo.


Terracota titulada "Vie et morte"

El doctor Carlos Cobos, en su libro La muerte española, dice: "También se encuentra uno, de vez en cuando, personajes semianónimos, creativos e insólitos, como Luis García Vidal. Se trata de un escultor, discípulo de Benlliure, nacido en Melilla en la Nochebuena de 1927 (...).

Tras la Guerra Civil, que le coge en Madrid, la familia marcha a Brasil (...). Pero a los años parte a París, al sueño de París. Allí conoce a su mujer, Carmen, que es de Estella, y mediante ella se vincula a ese pueblo navarro del Ega, donde vive durante los inviernos, en tanto que pasa los veranos en París, haciendo retratos a los turistas en Montmartre (...) lo que no le agrada, pero con lo que se gana la vida.


Pintando en Montmartre.

Por el contrario, su trabajo personal, pasional, la obra monográfica de su vida, se ha centrado siempre en el tema de la Muerte. Este interés le vino de muy joven a causa del impacto que en él produjo la guerra civil española, y la terrible maldad de la muerte violenta.

Vuelve en los noviembres para cumplir obstinadamente su sueño, su ilusión y su tarea. Lo hace en un extenso valle lleco de su propiedad, sin acotar, situado (...) a dos kilómetros del casco de Estella, desde donde se tiene la espléndida vista de Montejurra, Monjardín y Yoar.


Luis García Vidal, el 22 de noviembre de 2006, contemplando en su casa, impreso, el reportaje que desde octubre de 2006 tengo colgado en esta Web.

 Él llama Parque o Jardín de los Desvelados a este Campo de Calaveras, único en el mundo, que se sepa. En efecto, allí levanta (...) un campo de calaveras y de esqueletos gigantes. Son imponentes figuras, dispersas aquí y allá (...)

Son seis por el momento. Espera que aguanten un siglo. Tarda unos siete años cada una de ellas, pero además tiene que ir restaurando constantemente las otras, expuestas a la acción del clima y de los humanos poco considerados.


Algunos recortes de prensa que tratan de su obra.

En Francia su arte temático no gusta, no es comprendido, aunque tampoco demasiado entre sus compatriotas, y, aunque hay gente que empieza a valorar su obra, también a veces recibe notas de burla que la amargan, como esta: "Busca y captura de un loco que anda por el monte haciendo calaveras. Se recompensará". Pero él sabe que su obra es esta, y que es de verdad.

Embutido en su pelliza, con su característico sombrero negro de ala ancha y sus amplias gafas, llueva o nieve, allí está este hombre, como un pájaro que rama a rama construye los nidos vivos de la muerte.

Este Valle de las Calaveras está dedicado a su hermano muerto (...) Ese hermano querido y admirado que, en vez de seguir estando sometido a constantes operaciones, prefirió que llegase de una vez la muerte en vez de vivir de malas maneras.


Humilde cartel que Luis colocó para orientar a los visitantes. Fotografía tomada el 6 de enero de 2005.

El Artista ha hecho en diferentes momentos las siguientes declaraciones:

"Quiero sembrar esta finca de calaveras. Con mi obra, yo quiero que la gente se conciencie de que la muerte es una cosa natural, que la tenemos encima y que es nuestra compañera de viaje, vayamos por donde vayamos. Quedamos como calaveras. Pero es que, además, por dentro, somos ya calaveras; no hay por qué tener ese terror. Nunca se habla de que vamos a morir y la vida no siempre es todo felicidad. La Muerte, una signatura pendiente"

"¿Por qué no voy a esculpir mi obra en base a la muerte si yo soy un artista de una época en la que sales de casa y a la mejor no vuelves? Cada artista tiene su obra. A mí me ha dado por hacer esto como a otros les ha dado por hacer toros o mujeres desnudas"


El autor, en fotografías tomadas de Calle Mayor y de Diario de Navarra.

"Me obsesiona la muerte, pero soy muy sensible y me afecta mucho, sobre todo la muerte violenta, fortuita. No la natural, porque ésta hay que aceptarla como ley natural. La muerte natural representa un descanso espiritual que tiene que existir y hay que aceptarla sin miedo. Hemos venido a este mundo para morir, pero no para que nos maten. Por eso, lo que yo quiero a través de mi obra es lanzar un grito de "no" a la muerte violenta. Ese grito que representan mis calaveras, con esa expresión de dolor mirando hacia el infinito"

"Esa expresión de grito hacia el cielo, como diciendo: ¡Basta de violaciones y muertes! Porque solamente se vive una vez. Miran hacia arriba como haciendo ver que el mal vendrá de arriba. Quiero expresar unas calaveras que gritan y advierten a los vivos como diciéndoles: "Portaos bien, que sólo se vive una vez" ¡Hay que aprovechar la vida!"


Pequeña escultura levantada en el interior de los restos de una cabaña que podemos contemplar en la tercera fotografía. La instantánea está tomada el 10 de agosto de 2004.

"Mientras viva, seguiré haciendo calaveras, porque un artista es como una mujer encinta. Lo que tiene dentro, lo tiene que sacar fuera y expresarlo de forma natural. La vida es un dolor, todos tenemos dolor hasta que la muerte nos libera de todo mal. Por eso, nada mejor que homenajear a la muerte"

Porque, además, quiero que el día de mañana, cuando yo ya no esté en este mundo, con el paso de los años, se hable de la obra y se me reconozca como a un escultor desconocido, que hizo este trabajo sin ánimo de lucro y basado siempre en la pura realidad de la vida"


Luis caminando por el Parque de los Desvelados. Parece que anuncia su ausencia definitiva. Fotografía tomada el 29 de septiembre de 2006.

"Él querría morir aquí, cualquier invierno, trabajando en sus esqueletos hasta su última hora".

"Pero como tengo diabetes, si un día fuera quedándome medio ciego y en malas condiciones, como no puedo beber, lo que haría es emborracharme y meterme entre las calaveras a morir"


Pero la puerta queda abierta para que los visitantes puedan contemplar su obra.

Cuando termino este reportaje, llega a mis manos el libro Cuidadores de mundos, de Ander Izagirre, de la editorial Altaïr, colección Heterodoxos. El texto está basado en el reportaje que el periodista le hizo para el Diario Vasco y El Correo en el verano de 2007.

Ander dice: "A Luis García Vidal le estremecen las noticias de las muertes violentas (...). Esa aparición repentina -¡zas!- de la guadaña. Pero ha encontrado una manera de anticiparse a ella: decidió hacer visible la muerte, hacerla muy presente, enorme (...). Después de sufrir un accidente de tráfico y de perder a su hermano por un cáncer feroz, llegó a la conclusión de que lo único que podemos hacer con la muerte es desvelarla y ponerla bien a la vista..."


En primer plano, la calavera dedicada a su hermano Alberto, en la que Luis quería que se depositaran sus cenizas. Fotografía tomada el 30 de octubre de 2004.

Y señalando una galería que se introduce bajo una de sus calaveras,  y "va desde los dientes hasta la bóveda del cráneo" afirma: "Esta será mi tumba. Los faraones hicieron las pirámides para que los enterraran, ¿no? Pues yo quiero que me entierren o que dejen mis cenizas dentro de la calavera, qué menos..."  Último deseo, que -eso creo- no será cumplido.

Ignoro dónde descansa su cuerpo. Pero su obra, antes de que la naturaleza acabe con ella, permanecerá entre nosotros. Y después quedará en nuestro recuerdo y en estas fotografías y grabaciones.

noviembre 2008



Entrevista 29/09/2006 (2,75 MB) 

Entrevista 22/11/2006 (2,75 MB)

Si desea ser avisado de las novedades del sitio, SUSCRÍBASE.


 
© Javier Hermoso de Mendoza